Querido hermano, últimamente no es frecuente que hablemos sobre el universo, pero hoy es un día especial y, como ya sabrás, la belleza reside en lo desconocido. ¿Ves este lápiz azul de aquí? ¿Está hecho de madera o está hecho de palabras? ¿Es azul o es negro sobre blanco o blanco sobre negro?
Puede que ahora tengas la suerte de verlo con tus propios ojos, pero quienes nos leen no pueden ver más que palabras que atestiguan su existencia, convirtiéndose así para ellos en una cuestión de creencia. Pero, ¿en qué se diferencian las palabras de la madera? ¿Qué hace que la existencia del lápiz azul sea un hecho para ti y para mí, pero una cuestión de creencia para ellos? ¿Y qué hace que nuestra propia existencia sea un hecho para nosotros mismos?
Ya hemos cuestionado nuestra existencia y nuestra realidad cuatrocientas cincuenta y seis veces, ¿no se está volviendo un poco aburrido? ¿Qué más podemos decir del lápiz azul sin caer en tonterías filosóficas y nihilistas? En el jardín de niños era solo un simple y aburrido lápiz azul, pero desde entonces cada año hemos añadido capas adicionales de complejidad a nuestro discurso, como si el lápiz fuera a desaparecer si dejáramos de hablar sobre él.
Como ya dije antes, hoy es un día especial. ¿Estamos por fin listos para aceptar que el lápiz azul no existe, y que nosotros tampoco? ¿Estamos dispuestos a admitir que no somos más que palabras y que nuestra realidad ha sido fabricada por un escritor ingenioso en su último intento por escribir una obra maestra para sí mismo?
―escribió el lápiz azul.